Organizar concursos en Facebook sin polémicas
El Marketing Promocional ha encontrado nuevas y originales vías en la Web 2.0. Los concursos en las redes sociales y, más concretamente en Facebook, consiguen atraer a clientes potenciales y aumentar el conocimiento de marca (conciencia e imagen), sin embargo no suelen resultar del todo efectivos para aumentar el compromiso del cliente. La mayoría de los usuarios que participan en concursos en Facebook se convierten en fans pero no en clientes, ya que lo que les interesa es el premio que la marca o empresa otorgue al afortunado ganador.
Dejaremos esta cuestión para otro artículo. En este queremos descubrir las claves del éxito de un concurso realizado en Facebook, basándonos en errores y aciertos cometidos por concursos/sorteos organizados recientemente y que hemos observado.
Seguro que esta historia les es familiar: Una marca o empresa organiza un concurso, con sus bases legales y cumpliendo la normativa vigente. Los responsables de organizar tal promoción deciden, por temor a las quejas de los usuarios, dejar el concurso en manos de terceros, es decir, que el ganador sea aquel que más votos acumule, bien con el polémico botón «Me gusta» o bien con aplicaciones desde las cuales, otros usuarios pueden puntuar.
En el plazo del concurso, todo son felicitaciones sin embargo, al finalizar el plazo, cuando se anuncian los ganadores, surgen polémicas, quejas y susceptibilidades respecto al juego limpio de otros concursantes, consiguiendo crear un caos de tales dimensiones que muchas marcas y empresas especialmente PYMES o Startups deciden no confiar más en los concursos Facebook, ya que «los indignados», saturan de mensajes la página de la empresa o marca, comparten sus quejas en sus perfiles, incluso extienden dichas quejas a otras redes sociales o bien introducen comentarios negativos en webs de opiniones de consumidores.
Todo ello perjudica la imagen de la marca y aunque los daños sean reparables, especialmente para marcas o empresas consolidadas, no deja de suponer una molestia.
La naturaleza humana es así. Los perdedores no están contentos con los resultados, siempre existirán esos concursantes molestos que quieran sembrar polémica… Especialmente teniendo en cuenta que en Facebook, un usuario puede crear infinitas cuentas. Tal posibilidad aumenta la susceptibilidad de los mencionados concursantes molestos, ya que difundirán la sospecha de que un rival se ha votado a si mismo varias veces, incluso existen menciones sobre compras de votos….
Analizando diversos concursos y sorteos organizados en Facebook, he llegado a la conclusión de que una marca o empresa no puede delegar la responsabilidad, no puede dejar que los usuarios decidan ya que un concursante con un número elevado de cuentas puede aumentar considerablemente su posición, lo cual no es justo. Por otra parte, aunque el ganador haya jugado limpio, siempre existirán los perjudiciales usuarios con las sospechas del voto masivo. Dicho de otro modo: Delegar en los usuarios siempre conducirá a la insatisfacción de una gran mayoría, ya sea con el «Me gusta» o con votaciones por puntos.
De modo que, ante la disyuntiva de elegir a los ganadores o dejar que los usuarios elijan, ¿cuál es la fórmula más acertada para que todo salga bien cuando planificamos concursos en Facebook? Les proponemos las siguientes ideas que tienen un mismo objetivo: Todo premio otorgado en un concurso requiere un esfuerzo del que se puede beneficiar la marca o empresa.
Exigir por parte de los concursantes un esfuerzo. máxime si el premio a otorgar tiene un alto valor económico: Organizar concursos de relatos, fotografías, creación de logotipos, canciones, vídeos, iniciativas solidarias, proponer un quiz con preguntas difíciles sobre alguna materia… Todo aquello que implique un esfuerzo creativo, personal o intelectual o un reto por parte del concursante disuadirá a los «molestos» (que suelen acudir a los concursos o sorteos fáciles) y ayudará a mejorar la imagen de marca, ya que se apuesta por la iniciativa, la solidaridad o la creatividad. Dichos esfuerzos pueden y deben estar relacionados con la marca, empresa, producto o servicio. Por ejemplo: Un logo o packaging para un nuevo producto, un video publicitario, un acto solidario para difundir los beneficios saludables de un producto o el respeto al medio ambiente por parte de la empresa, etc.
Nombrar un jurado independiente: No es difícil contactar con personas que puedan estar relacionadas con los productos o servicios que la empresa ofrece. Periodistas, bloggers, profesionales expertos en la materia relativa al concurso… Para dichos miembros supone todo un logro formar parte de un jurado y, por otra parte, la empresa queda exenta de cualquier sospecha de «predilección» por un concursante determinado.
Dividir el concurso en fases eliminatorias: Dependiendo de los resultados obtenidos por los concursantes y planteando nuevos retos a los que permanecen, aumentando lógicamente el nivel de dificultad: Quiz, Trivials, Gincanas, pruebas a superar, retos divertidos, etc. De este modo, se conseguirá aumentar la conciencia de marca. Por ejemplo: ¿Cuánto sabes sobre nuestros productos o nuestra empresa? ¿Cuáles son los ingredientes o componentes de nuestros productos? ¿Cuánto sabes sobre un determinado tema que atañe a los productos o servicios que vendemos?
Convertir a los concursantes en vendedores, Con ello, obviamente, se obtiene un doble beneficio ya que los concursantes aumentarán su compromiso con la marca y, por otra parte, atraerán clientes potenciales. Por ejemplo: Proponer que se organice un evento online sobre un producto y sus cualidades con el fin de atraer a amigos compradores, mensajes publicitarios o textos que compartan con sus contactos, etc.
En caso de tratarse de un sorteo, otorgar números de participación y mostrar de la forma más transparente posible que la elección de un número determinado es fruto del azar y que es ajena a la empresa.
Resumen: Los concursos en Facebook pueden, en determinados casos, conseguir más insatisfacciones que beneficios. Todo depende de la creatividad de los creadores… Y hay que exigir un esfuerzo por parte del usuario.
